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lunes, 9 de agosto de 2021

Historia de Agile

Las metodologías Agile aparecen durante la década de los 90. En aquellos años, muchas empresas buscaban una metodología que les permitiese ofrecer al mercado sus productos de forma más rápida y eficiente, adaptándose continuamente a las necesidades de los clientes. En un entorno muy competitivo las empresas además de crear nuevos productos innovadores también deben incorporar la innovación en los procesos, metodologías y formas de trabajo (Ways of Working, WoW) que utilizan para desarrollar sus nuevos productos.

En 2001 los líderes y creadores de algunos de esas nuevas metodologías o procesos se juntaron para establecer unas bases comunes para dichos métodos y de ese modo resolver el problema que muchas de esas empresas tenían para poder desarrollar sus nuevos productos. Ese problema estaba basado en que las empresas estaban tan enfocadas en planificar y documentar sus proyectos, que perdían la visión de lo que realmente importaba, satisfacer las necesidades de los clientes.

Basándose en este insight, los mencionados líderes definieron el Manifiesto Agile para guiar a otros en lo que ellos consideraban que era realmente importante cuando se desarrollaba software, disponer de un proceso flexible y enfocado en las personas (tanto los usuarios de sus productos, como las propias personas que formaban los equipos que creaban esos productos), por encima de los productos finales o los entregables.

Es importante destacar que aunque Agile se definió originalmente para el desarrollo de software, no solo se aplica en proyectos software, sino que sus valores, principios y marcos de trabajo son aplicados y utilizados con éxito en otras muchas industrias. Agile se aplica también en aeronáutica, salud, educación, finanzas, etc. Además, hay que tener en cuenta que los métodos Agile están muy cercanos a los principios de Lean Manufacturing (ideado en 1930 en la factoría de coches de Toyota).

El término Agile hace referencia a moverse de forma rápida y fácil, a flexibilidad y la voluntad y la capacidad de adaptarse rápidamente al cambio. Los proyectos que adoptan una gestión de proyecto Agile utilizan una aproximación iterativa para el desarrollo de los mismos, que implica que los procesos dentro del proyecto se repiten sucesivamente durante el ciclo de vida del proyecto.

Si consideramos Agile en la gestión de proyectos, tenemos Agile Project Management, una forma de llevar a cabo la gestión de proyectos y equipos basada en el Manifiesto Agile, un conjunto de 4 valores y 12 principios que definen la forma de pensar (mindset) que todos los equipos Agile deberían seguir.

Para conseguir esto, el equipo opera en múltiples bloques de tiempo reducido, que se denominan iteraciones. Cada una de esas iteraciones se repite en función del feedback recibido, y en cada una de ellas el equipo aborda un subconjunto de todas las actividades del proyecto y lleva a cabo todo el trabajo requerido para completar ese entregable.

El mundo, los mercados y los usuarios son inciertos, y por tanto impredecibles, y eso implica que en cualquier momento debemos poder adaptarnos a esos cambios que se van produciendo (leer también Agile en entornos VUCA). Esta aproximación iterativa permite al proyecto avanzar rápidamente y a su vez adaptarse a los posibles cambios que puedan aparecer como fruto de esas variaciones y del feedback recibido.

De este modo, el término “Agile” significa flexibilidad, repetición y apertura al cambio durante el proceso, cuando este es necesario. Agile se encarga de recibir feedback del mercado y los clientes con frecuencia de modo que se eviten situaciones habituales con metodologías Waterfall donde la empresa está trabajando en una funcionalidad determinada y cuando la pone en el mercado ha pasado tanto tiempo desde que se definió el producto los cambios que se han producido (en el entorno, en las necesidades del cliente, etc) hacen que la funcionalidad finalmente entregada no es la que el cliente realmente quiere o necesita en el momento actual. Si hay un diálogo más constante y fluido con los clientes es más fácil y rápido reorientar el desarrollo hacia la funcionalidad que realmente es esperada por los clientes, a medida que van viendo el avance.

El mindset Agile también incluye buscar las formas de trabajo más eficientes, adaptando los procesos sin reducir la calidad o el valor del producto desarrollado y para ello la clave es reducir o eliminar todo aquello que no es necesario, tal como aboga Lean. Por tanto, volvemos a ver la sincronía entre Lean y Agile.

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